Rezension über:

Stephan Scharinger: Die Wunder des Pythagoras. Überlieferungen im Vergleich (= Philippika. Altertumswissenschaftliche Abhandlungen; 107), Wiesbaden: Harrassowitz 2017, VI + 262 S., ISBN 978-3-447-10787-7, EUR 68,00
Inhaltsverzeichnis dieses Buches
Buch im KVK suchen

Rezension von:
David Hernández de la Fuente
Universidad Complutense de Madrid
Redaktionelle Betreuung:
Matthias Haake
Empfohlene Zitierweise:
David Hernández de la Fuente: Rezension von: Stephan Scharinger: Die Wunder des Pythagoras. Überlieferungen im Vergleich, Wiesbaden: Harrassowitz 2017, in: sehepunkte 18 (2018), Nr. 9 [15.09.2018], URL: https://www.sehepunkte.de
/2018/09/30853.html


Bitte geben Sie beim Zitieren dieser Rezension die exakte URL und das Datum Ihres Besuchs dieser Online-Adresse an.

Stephan Scharinger: Die Wunder des Pythagoras

Textgröße: A A A

Hay que saludar la aparición de un completo libro sobre uno de los aspectos más controvertidos del antiguo pitagorismo, según ha sido transmitido por las fuentes biográficas acerca de Pitágoras, que en mi opinión no había sido estudiado satisfactoriamente y que, sin embargo, resulta crucial para entenderlo en todo su alcance histórico-cultural: su faceta como taumaturgo. La tesis de Stephan Scharinger se centra así en analizar la actividad milagrosa de Pitágoras, fundador del movimiento sapiencial de más amplia estela surgido en el mundo griego antiguo, cuya influencia se extiende a través de los siglos, más allá de su estricta pervivencia histórica en la Grecia arcaica, hasta llegar a la Antigüedad tardía y aun más adelante (27-71). El autor presenta un completo estudio sobre los milagros atribuidos al filósofo de Samos desde muy diversos puntos de vista, literario, histórico-cultural, religioso o antropológico. El libro, en resumen, está estructurado en siete capítulos que proponen un análisis completo de las fuentes para contextualizar en el pitagorismo antiguo (7-25) la tradición de los thaumata merced a una serie de análisis comparativos de índole interna (93-125), basados en el corpus de vidas de Pitágoras que se han conservado, notablemente la de Diógenes Laercio, Porfirio de Tiro y Jámblico de Calcis -cabría haber añadido también los epítomes de Diodoro de Sicilia y del patriarca constantinopolitano Focio- y, por otro lado, de tipo externo, abundando sobre la tipología de los milagros que le son atribuidos en la literatura biográfica (127-212), con una completa y bien expuesta taxonomía de los mismos. Le sigue como punto final una contextualización de los milagros en la Antigüedad Tardía (213-239), ineludible por la datación del corpus de vidas analizado, con, acaso lo mejor del libro, un análisis de Pitágoras en el marco de las categorías historiográficas más pertinentes que ha ofrecido la crítica y unas conclusiones globales (241-246).

Destaca ante todo el estudio detallado de las fuentes, desde la distancia conceptual y temporal que guardan con respecto al pitagorismo antiguo, tanto desde la época preplatónica, las más antiguas y quizá más fiables acerca de la actividad de Pitágoras, hasta las de la antigüedad tardía: las fuentes garantizan al menos un "tríptico" de certezas sobre la innovadora visión acerca del alma, de la que sería introductor en la Grecia antigua, sobre la fundación de un modo de vida alternativo y, en tercer lugar, acerca de la vertiente política que tuvo su escuela en la Magna Grecia y la influencia que ejercía sobre la organización de la comunidad política en la zona hasta su caída en desgracia. La tesis de fondo del libro se centra en un aspecto fundamental de la tradición biográfica tan disputada del maestro de Samos: la propia actividad taumatúrgica que se atribuye a Pitágoras, siguiendo patrones narrativos del folklore y que emparienta su figura más que con un filósofo o matemático, en un sentido posterior, con un miracle-worker semidivino de la época auroral de conjunción de las technai arcaicas, con la característica simbiosis entre las facetas diversas del legislador, el gobernante, el médico, el sabio y el adivino, entre otras.

Así, es extremadamente útil para la comunidad científica la redefinición que propone Scharinger en el libro de la noción de thauma ("milagro" o "maravilla") en el marco de diversas concepciones religiosas de la Antigüedad grecorromana (73-91) que, sobre todo en la antigüedad tardía, se fundirán también con otras del mundo semita en un proceso que ya había empezado en el mundo helenístico. Una de las fortalezas del libro es sin duda el trabajo sobre el concepto de "milagro" y la manera en que se va deslindado en un examen definitorio y con el análisis interno y externo de la evidencia con respecto a Pitágoras en sus vidas. Pero más allá de su momento histórico en época arcaica, la taumaturgia es objeto preferente de los ecos biográficos en la antigüedad tardía, con sus ricos matices que corren parejas con la eclosión del cristianismo, como sabe tener el cuenta el autor. Este análisis completo de la idea de "milagro", con su origen arcaico pero su evidente "intertexto cultural" helenístico, cristiano y tardío, inspira al autor en todo el libro y se convierte en un leitmotiv de su tesis que transita desde el principio hasta el final, de forma coherente con la hipótesis de partida, y terminando por estudiar las analogías y diferencias con otros fenómenos del campo de la magia y la religión (pp. 225-236).

Pero ante todo merecen una especial mención las reflexiones metodológicas del capítulo 7 en torno a los conceptos historiográficos referidos a la tardoantigüedad, por su amplio alcance y su posible aplicación para trabajos posteriores, que muestran un buen conocimiento de la literatura secundaria por parte de Scharinger y que personalmente estoy convencido de que son fundamentales para entender la tradición biográfica de Pitágoras en una época compleja y de cambio como esa, que ve aparecer el boom de sus biografías y renovarse el interés por su figura. Una herramienta conceptual útil, de la que el autor propone una revitalización, es la añeja juntura "chamanismo griego". Siguiendo estudios clásicos, como los de Rohde (1891), los llamados "ritualistas de Cambridge", Meuli (1935), o Dodds (1951), algunos autores tendieron a hablar de un cierto chamanismo en algunas figuras míticas o semilegendarias del mundo griego. Aunque el propio Eliade mostraba reticencia a hablar de un "chamanismo griego", sí reconocía en ciertos mitos, como el de Orfeo, rasgos de métodos chamánicos: Pitágoras, un "hombre divino" marcado por estas características, se incluía en la lista. Pero luego este tipo de aproximación a la figura de los theioi andres griegos como chamanes cayó en desuso y fue criticada por autores como Bremmer (1983) o Graf (1987), alegando que la sociedad griega no era chamánica y circunscribiendo de nuevo estos fenómenos, que se estimaban ajenos al alba de Occidente, al ámbito de los "otros pueblos". Sin embargo, el símil del chamán continuó siendo utilizado con buenos resultados en los análisis de corte estructuralista en la estela de la llamada "Escuela de París" -concretamente por Detienne (1967) o Brisson (1976). Últimamente, la juntura entre mundo griego y chamanismo ha sido rehabilitada, pese a las resistencias de algunos estudiosos, como un instrumento útil para el análisis de ciertas facetas de la cultura antigua (desde Culianu 1983, a Benoît 2001, Ogden 2002 o Martin 2004). Y Scharinger la reconsidera ahora con justicia en aquellas figuras griegas en las que Eliade veía algunos motivos, técnicas o rastros potencialmente chamánicos, en el caso de Pitágoras, como los thaumata curativos, mánticos, extáticos y, especialmente, relacionados con los animales. En todo caso, como concluye acertadamente el autor "es wird sich herausstellen, dass Pythagoras durch manche seiner Wundertaten tatsächlich als Schamane charakterisiert wird" (71).

Relacionado con lo anterior, otro caso exitoso de análisis histórico-cultural es el que se hace de la categoría de los "hombres divinos" (theioi andres), que ciertamente pueblan las fuentes sobre época arcaica, desde los presocráticos a Heródoto, con figuras como Aristeas o los llamados iatromanteis, estudiados por Burkert. Esta juntura conceptual resulta de gran interés para entender a Pitágoras sobre todo en su contexto tardoantiguo, como propone Scharinger revisando la cuestión a fondo, para dilucidar la actividad del sabio de Samos como una figura que conjuga bien la idea weberiana de líder carismático entre religión y política. [1] Esta idea, no obstante, no basta para explicar la actividad milagrosa de Pitágoras si no se combina con la anterior: "Die Tatsache, dass Pythagoras als göttlicher Mensch angesehen wurde, erklärt allerdings [...] nicht seine Wundertätigkeit. Für die Wunder [...] sind andere Traditionslinien wie etwa eine schamanistiche Beinflussung verantwortlich zu machen" (224).

En definitiva, me parece un importante estudio que muestra bien por dónde debe transitar la investigación en ciencias de la antigüedad en el futuro, con solvencia científica, seriedad en la revisión de toda la literatura, objetividad en los resultados, interdisciplinariedad en el abordaje, sin desdeñar la sociología o la antropología. Como único aspecto negativo reseñable - en un libro por lo demás muy cuidado formalmente y con útiles tablas explicativas, índice y notas -, me resta añadir que para la edición quizá se debería haber descargado el texto de la apariencia de tesis que aun presenta, de forma que asumiera más la forma de monografía que la de trabajo académico. En todo caso, esta nueva aproximación al pitagorismo muestra a todas luces la relevancia del tema propuesto, un tema de enorme interés porque representa precisamente el punto de unión de las dos corrientes críticas tradicionales en el estudio de este complejo fenómeno histórico. Scharinger, más allá de buscar un Pitágoras unívoco y excluyente, optando entre religión o ciencia, ofrece desde un punto de vista integrador y moderno con la perspectiva de la narrativa milagrosa como base de su fama posterior. La manera en la que el autor aborda las cuestiones más espinosas de la traición biográfica en torno al Pitágoras taumaturgo llama poderosamente la atención por rehuir las visiones parciales que tradicionalmente han atenazado a cierta literatura especializada, tanto filológica, como de filosofía e historia de la religión, en torno a la figura carismática del sabio de Samos. Sin decantarse por un tipo de análisis exclusivo, sino más bien proponiendo una mirada amplia y abarcadora, el autor se aleja de la cerrazón de miras de la hiperespecialización y realiza un ejercicio encomiable de investigación basado en el dominio de las fuentes primarias y de la interpretación crítica, logrando un libro claro, accesible, documentado e integrador que está destinado a convertirse en referencia ineludible sobre el tema.


Nota:

[1] Véase un reciente estado de la cuestión en Marco Alviz Fernández, "El concepto de θεĩοϛ άνήρ en la antigüedad tardía. Hacia un nuevo marco definitorio", Espacio, Tiempo y Forma. Serie II: Historia Antigua 29 (2016) 11-25. DOI: www.doi.org

David Hernández de la Fuente