Klaus Geus / Michael Rathmann (Hgg.): Vermessung der Oikumene (= Topoi - Berlin Studies of the Ancient World; Vol. 14), Berlin: De Gruyter 2013, VI + 409 S., zahlr. Abb. u. Kt., ISBN 978-3-11-029092-9, EUR 129,95
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Michael Rathmann: Untersuchungen zu den Reichsstraßen in den westlichen Provinzen des Imperium Romanum, Mainz: Philipp von Zabern 2003
Michael Rathmann: Diodor und seine "Bibliotheke". Weltgeschichte aus der Provinz, Berlin: De Gruyter 2016
Michael Rathmann: Tabula Peutingeriana. Die einzige Weltkarte aus der Antike, 3., überarbeitete Auflage, Darmstadt: Wissenschaftliche Buchgesellschaft 2018
Este volumen recoge las ponencias presentadas en un congreso sobre geografía antigua celebrado en Berlín entre el 28 y el 30 de octubre de 2010 en el marco del Cluster de Excelencia TOPOI. Gracias a la publicación de las actas, tenemos ocasión de conocer el estado de las líneas de investigación que se desarrollan en diversos países europeos. Se trata de un campo de estudio que goza de buena salud gracias a las contribuciones realizadas desde diversas instituciones académicas; debido al buen criterio de los organizadores, algunas de las personalidades que han contribuido durante los últimos tiempos a ese florecimiento académico pudieron presentar sus trabajos en dicho encuentro.
Al tratarse de una materia compleja, tanto desde el punto de vista temporal - toda la época antigua incluyendo la antigüedad tardía -, como temático - etnografía, cartografía, astronomía, crítica textual, etc. -, la tarea de dotar de unidad temática a un volumen como éste se convierte en poco menos que imposible: son muchas y diversas las cuestiones tratadas, aunque las aportaciones presentadas, en términos generales, muestran un alto nivel científico. Se puede esbozar un esquema con la intención de mostrar las diversas áreas que han sido tratadas.
En primer lugar, tendríamos las aportaciones relacionadas con cuestiones teóricas de orientación espacial y su aplicación en autores griegos de época arcaica y comienzos de la clásica. Corresponde a los capítulos de Alexander Podossinov y Konstantin Boshnakov, que también tienen en común el hecho de presentar el denominado "mapa mental" que operaba en la imaginación de diversos geógrafos de esas épocas, así como el proceso de recogida de datos a base de entrevistas personales con personas procedentes de países lejanos. Algo polémica se presenta la contribución de Alexander Podossinov, que considera que los geógrafos griegos, excepto Ptolomeo, no tuvieron en cuenta los puntos cardinales, sino que se orientaron a partir de las líneas costeras y de los ríos. Esta tesis excluye el uso de mapas, una circunstancia que en la actualidad está más que probada.
Otro interesante bloque es el conformado por los artículos que tratan los avances geográficos en época helenística. Veronica Bucciantini ha puesto de manifiesto la reescritura que hizo Nearco de su periplo, puesto que en un primer borrador posiblemente mediría las distancias en nychthemeriai y, tras la muerte de Alejandro, habría reelaborado sus notas convirtiendo esas distancias en estadios, una medida más adecuada para divulgar los datos procedentes de una región hasta entonces desconocida. La plasmación de la primera sphragis - la India - en el mapa de Eratóstenes es estudiada por Serena Bianchetti en un trabajo que valora el recurso a los relatos de viajeros por parte del sabio, llegando a la conclusión de que dicha dependencia fue muy parcial, ya que elementos tales como la geometrización y la analogía - puestos ya de relieve por Hans-Joachim Gehrke - con otras regiones de la ecúmene resultaron fundamentales para elaborar su mapa. Por su parte, Johannes Engels estudia la recepción de las noticias geográficas y etnográficas de Eratóstenes y Posidonio en la obra de Estrabón, poniendo el acento en que esa evidente dependencia hizo posible que la Geografía emergiese como una nueva disciplina científica a finales de la época helenística. La aportación de Silvia Panichi trata sobre las fuentes empleadas por Artemidoro para calcular la extensión de la ecúmene, acertando al apuntar que la expansión romana permitió a Artemidoro acceder a nuevos datos geográficos. El trabajo de Klaus Geus e Irina Tupikova muestra los resultados de un trabajo interdisciplinar entre la geografía histórica y la astronomía, pues explica con claridad el proceso mediante el cual Eratóstenes, Posidonio y Ptolomeo pudieron medir la circunferencia terrestre mediante la observación de una estrella desde un punto cercano a Alejandría.
La geografía en época altoimperial romana es objeto de diversos enfoques. Mientras que Anne Kolb y Klaus Grewe se centran en aspectos técnicos e infraestructuras - destacan las conclusiones de Klaus Grewe sobre las mediciones de distancias a partir de la puerta desde la que partía una calzada y el posible empleo de la legua gala -, Richard Talbert se fija en los diplomata entregados a soldados auxiliares y marineros desde mediados del siglo I hasta comienzos del III; este trabajo presenta la originalidad de investigar tales documentos desde el punto de vista geográfico, pues muestran la origo de esas personas, con mayor presencia de etnónimos y corónimos que de topónimos.
La cuestión de las fuentes empleadas por parte de diversos autores de la antigüedad tardía es el hilo que une las aportaciones de Ekaterina Ilyushechkina - sobre la imagen del mundo presente en la obra de Dionisio el Periegeta - y Kai Brodersen - acerca de la originalidad de Solino en su presentación del espacio geográfico -. Esta última teoría merece un comentario, ya que Kai Brodersen pone de manifiesto el uso que hizo Solino de los puntos cardinales, pero lo contrapone a las referencias espaciales de sus fuentes, Plinio y Mela, llegando a la conclusión de que Solino tuvo in mente algún tipo de mapa, mientras que sus predecesores se guiaron por los ya antiguos periplos. Estas conclusiones, aunque originales, pueden ser matizadas, por cuanto podemos asegurar que la Corografia de Mela contiene un contorno muy detallado de la península ibérica, que no extrajo de ningún periplo, sino de una fuente que también emplearon Estrabón y Plinio: el mapa de Agrippa.
El volumen continúa con varios capítulos dedicados a la geografía cristiana. Jan Stenger analiza la importancia concedida a la geografía de Palestina en el Onomasticon de Eusebio y la vinculación de los lugares mencionados en la Biblia con la geografía palestina en la antigüedad tardía, mientras que Ulrich Huttner pone de manifiesto la escasez de medidas de distancias en la literatura hagiográfica producida en Asia Menor, pero llega a la conclusión de que las medidas utilizadas para marcar algún lugar sagrado a partir de una ciudad conocida tienen su correlato con la situación de dependencia de los santuarios extraurbanos con su ciudad correspondiente en época arcaica y clásica. Esperemos que en posteriores publicaciones profundice en la conexión establecida entre santuarios paganos y cristianos - indudable - y la falta de indicación de distancias - que no está suficientemente explicada -. Por su parte, Silke Diederich propone un recorrido sobre el contenido geografico de las Etimologías de Isidoro de Sevilla, teniendo en cuenta que vivió el incierto período de la Völkerwanderung; ante tal circunstancia, Isidoro intentó dejar la memoria de un gran caudal de conocimiento, tanto pagano como cristiano.
En el tomo hay también dos trabajos dedicados a sendas obras de naturaleza itineraria; por un lado, la Cosmografía de Ravenna, donde la aportación de Kurt Guckelsberger y Florian Mittenhuber consiste en presentar las investigaciones preparatorias de una novedosa edición del contenido toponímico de esa obra; por otra parte, Michael Rathmann trabaja sobre la Tabula Peutingeriana, planteando su origen a partir de un mapa corográfico de época de Eratóstenes, enriquecido posteriormente con diversas informaciones.
Los dos últimos capítulos presentan una menor relación con la temática del congreso, pues Francis Beyer analiza críticamente los diferentes estudios publicados durante las últimas décadas acerca de la ruta marítima que conducía al exótico país de Punt, mientras que Wolfgang Crom muestra la gran variedad de intenciones que se han escondido tras los diferentes tipos de mapas producidos a lo largo de la historia. Se echa de menos en este trabajo alguna observación acerca de los mapas realizados por griegos y romanos.
El volumen contiene una bibliografía general moderna, los índices de lugares y personas, así como un registro de las fuentes antiguas empleadas.
La mayor parte de los trabajos presenta un alto interés científico, constituye una buena muestra de las investigaciones en curso en diversas instituciones académicas europeas y augura que durante los próximos años verán la luz importantes estudios monográficos.
Manuel Albaladejo Vivero